Hablando de una
forma muy general, la Unión Europea se creó con el objetivo de evitar
conflictos entre los países que posteriormente la formarían. Se fundó sobre las
tres comunidades europeas ya existentes (CECA, Euratom y CEE/CE) y se le añadió
una política exterior común y una cooperación judicial y policial. De este
modo, todos los países miembros remarían en una misma dirección en todos los
ámbitos con el fin de cooperar para mejorar.
Así, se ha
desarrollado un sistema político y jurídico único en el mundo, el comunitario
europea. Ha ido evolucionando a lo largo de su historia, y es que al ser
pionero, carecía de efectividad en algunos términos. Se rige por mecanismos y
funcionamientos internos que hoy en día forman un gobierno transnacional que
combina elementos referentes a la cooperación multilateral con otros de
carácter supranacional.
Todo esto
desemboca en una comunidad de Derecho que promueve la integración continental a
través de políticas comunes en distintos ámbitos de actuación. En un principio
tenía vocación económica, pero más adelante fue adquiriendo también un carácter
más político. Además, para que los países miembros alcancen estos objetivos
propuesto, imponen una serie de competencias a la Unión Europea.
Como dato, en
2012 la Unión Europea ganó el Premio Nobel de la Paz, si bien conseguirlo no es
uno de sus objetivos, la labor que realizó para que fuese premiado si lo era. Y
es que durante más de seis décadas ha estado luchando por la paz y por la
reconciliación, por la democracia y por los derechos humanos en toda Europa.
Aunque aun queda mucha por hacer, lo conseguido hasta ahora ha sido todo un
éxito.
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